Una de las frases que más escucho últimamente es esta: “No tengo tiempo”. No tengo tiempo para jugar con mi hijo, no tengo tiempo para quedar con mis amigos, no tengo tiempo para estudiar más, no tengo tiempo para ir al gimnasio, no tengo tiempo para leer, no tengo tiempo para viajar, no tengo tiempo para ti y, sobre todo, no tengo tiempo para mí. Vaya, y yo que pensaba que todo el mundo tiene 24 horas al día. ¿O no es así? ¿Qué pasa entonces? Pues me atrevo a decirte que, en la mayoría de los casos, esto es lo que te pasa. En primer lugar has olvidado tus prioridades, te ocupas antes de lo urgente que de lo importante, corres, corres y corres y no sabes ni a dónde te lleva tu carrera de cada día. Te abrumas con un montón de tareas que te has convencido que debes hacer y le estás quitando cada vez más tiempo a lo más importante, que, por cierto, se ha demostrado que para casi todo el mundo es lo mismo, su salud y sus seres queridos. Cuando vas tan rápido, quedas atrapado por lo superficial, lo inmediato, lo urgente, lo fácil, hasta que de repente, te sobreviene una enfermedad, un accidente o fallece alguien allegado a ti y entonces te gustaría haber repartido mejor tu tiempo.

Por eso quiero hacerte estas preguntas, ¿cuánto hace que no apagas tu móvil para dedicarte cien por cien a escuchar a alguien? ¿Cuántas veces has abrazado a tus padres o hermanos este mes? ¿Cuándo fue la última vez que renunciaste quedarte una hora más en el trabajo para irte a cenar con tu pareja? ¿Recuerdas la última vez que pasaste un día entero en la naturaleza sin móvil, sin ordenador y sin televisor?

Si has contestado que sí a más de una pregunta, debes ponerte en estado de alerta. Si dedicas más de 8 horas al día al trabajo y menos de 7 horas a dormir, si sientes que cada vez te comunicas menos con tu pareja, con tus hijos, con tus padres, con tus amigos y ya no empleas tiempo en cuidarte y sobre todo si, te pasas el día de pantalla en pantalla, móvil, ordenador y televisión, tal vez debas revisar tus planteamientos.

Deja de ir como un pollo sin cabeza por la vida, con el ceño fruncido, quejándote y lamentándote de que no tienes tiempo. Además ¿por qué quieres hacerlo todo tú?, tal vez sea tu caso, que quieres llegar a todo y con todo me refiero a que te has creído que puedes alcanzar la perfección, en tu trabajo, en tu casa, en tu imagen física, en tus estudios y proyectos … Métete en la cabeza la primera regla de oro para gestionar tu tiempo, no puedes llegar a todo eso que quieres hacer, tienes que tomar decisiones, elegir bien tus objetivos, tus prioridades y aprender a vivir cada día con más plenitud.

O tal vez este sea tu caso, te rodeas de distracciones, te dispersas y pierdes preciados minutos, horas y días en hacer de forma eficiente eso que no necesitabas hacer en ese momento. Te invito a que también realices un ejercicio de honestidad contigo mismo y  cuando le digas a otra persona, “no tengo tiempo”, te cuentes a ti mismo si eso verdad o, si es que no quieres, no te gusta o no te apetece esa propuesta o compromiso y aprendas a decir que no, con decisión y valentía, en honor a tus prioridades.

Así que te recuerdo que, no necesitas más tiempo, necesitas más claridad mental, recordar para qué haces lo que haces, necesitas pararte a decidir y planificar antes de perderte en la vorágine de hacer mil cosas sin sentido. Aprende a decir no, a diferenciar tus prioridades y sobre todo no te distraigas a ti mismo, deja de ponerte excusas, responsabilízate de tus 24 horas al día y por favor deja de decir “No tengo tiempo”, tú serás el mayor beneficiado.