Varios estudios de psicología y sociología coinciden en que pasamos más de un 47% del tiempo pensando en el pasado. Este hecho que otros pueden considerarlo tan solo un mero dato estadístico a mí me hace reflexionar. ¿Cómo es posible que hechos ya acontecidos tengan tanto poder sobre nuestro presente? Si esto lo unimos a la cantidad de veces que nuestra mente está en el futuro, divagando sobre qué pasará, realmente ¿cuánto tiempo pasamos en el presente?. Y quiero resaltar que nos pongamos como nos pongamos, el presente es lo único que tenemos. El pasado ya no está y el futuro no sabemos lo que nos va a deparar. Entonces ¿para qué preocuparse o sufrir tanto por cosas pasadas o futuras? Esto es una especialidad de la raza humana, vivir en el pasado y anticiparse al futuro. Desde luego con esto no estoy diciendo que haya que olvidar de dónde venimos, nuestras experiencias y vivencias son parte de la persona que somos hoy.  Tampoco estoy diciendo que no hagamos planes, proyectos para nuestra vida a corto, medio o largo plazo, no, no es eso lo que quiero decir. Quiero decir que ni los hechos anteriores a hoy ni los que estén por venir han de impedir que disfrutemos el momento presente, el aquí y el ahora. En este devenir frenético de la sociedad actual parece que no somos capaces de pararnos a gozar de los pequeños momentos que la vida nos regala cada día, no sabemos fluir con la belleza de la incertidumbre y nos enojamos demasiado cuando surgen “imprevistos” y tenemos que modificar alguno de nuestros eventos ya agendados. Olvidamos con demasiada frecuencia que el universo tiene un plan perfecto para nosotros y que todo pasa por alguna razón y que no podemos controlarlo todo.

Por eso para mí, aprender a vivir con plenitud el aquí y el ahora es una de las principales claves para ser felíz. Vivir el aquí y el ahora es soltar, soltar el ego, soltar el peso del pasado, soltar el control y gozar de las pequeñas cosas de cada día. Es algo que muchas veces no hacemos con demasiada frecuencia y que os invito a practicar a partir de hoy, estoy segura que cambiará vuestras vidas y os reportará un constante bienestar. ¿Qué sentido tiene la vida si no somos capaces de apreciarla hoy con todo lo que nos está aportando? No importa lo que pasó ayer, deja de lamentarte por tu pasado, recoge tu aprendizaje, acepta la situación y suelta todo lo demás, suelta todo ese peso que se está convirtiendo en un lastre que te impide volar a una vida más plena. Créeme, tampoco importa mucho lo que va a pasar, sobre todo porque no lo sabemos hoy, por eso no te preocupes en exceso, ni sufras, ni limites tu felicidad a un hecho que aún no ha acontecido.  Y sobre todo sonríe. ¿Te habías fijado que no puedes estar a la vez con el ceño fruncido y sonriendo? Sí, pruébalo. Cuando tienes el ceño fruncido estás bloqueando tu zona prefrontal del cerebro impidiendo que entren cosas nuevas. Relaja tu frente, sonríe y ábrete al mundo.

Dime ¿te gustaría aprender a disfrutar más de tu vida? En tus manos está el empezar hoy a hacerlo. Si no puedes solo, somos muchos los profesionales que podemos ayudarte, hay diferentes técnicas para tomar conciencia y vivir el aquí y el ahora y seguro que alguna se adapta a ti. Si no lo consigues a la primera, no desistas, persiste y ten fe, la vida es mucho más maravillosa de lo que puedes imaginar. Por último, te propongo que invites a los tuyos, a tus seres queridos y por qué no a todo el mundo a que haga lo mismo porque la felicidad es contagiosa.