Dicen que la mejor manera de ser infeliz es querer agradar a todo el mundo. Desde mi punto de vista es una gran verdad y es que no es posible tener contento a todas las personas de nuestro alrededor. Es muy importante que aprendamos que la asertividad es fundamental para obtener un bienestar personal y, por supuesto, también laboral.  Es cierto que no nos agrada que nos digan que “no” y también nos cuesta mucho decirle que “no” a alguien. ¿Sabéis por qué nos pasa eso? Porque tenemos una creencia anclada en nuestra memoria que proviene desde nuestros ancestros y es el miedo al rechazo. Tenemos la necesidad de sentirnos aceptados, está en nuestra naturaleza. Y es que, si nos remontamos muy atrás en la historia, recordemos que el hombre vivía en tribus porque era la única manera de sobrevivir, si por alguna razón eras expulsado de tu tribu, tenías la muerte asegurada. Este miedo intrínseco en nuestro ADN más remoto, además, queda reforzado por muchas costumbres sociales muy arraigadas en nuestra sociedad actual. Así que no te culpes si hasta ahora no habías aprendido a decir que “no”, la buena noticia es que puedes hacerlo a partir de ahora, puedes romper ese miedo arcaico y limitante. Puedes tomar conciencia a partir de hoy mismo de que cada vez que dices “no” a alguien, te estás diciendo “sí” a ti mismo.

He de recordaros queridos lectores que nos guste o no nuestro tiempo es limitado, no lo desaproveches haciendo cosas que no te gustan sólo por agradar a los demás. Si te valoras a ti mismo, valorarás también tu tiempo, como decía Steve Jobs “Tu tiempo es limitado, no lo malgastes viviendo la vida de alguien distinto. No quedes atrapado en el dogma que es vivir como otros piensan que deberías vivir. No dejes que los ruidos de las opiniones de los demás acallen tu propia voz interior. Y, lo que es más importante, ten el coraje para hacer lo que te dicen tu corazón y tu intuición.”

Por eso te invito a que en honor a ti mismo y a tu bienestar des valor a tu tiempo porque así te estarás valorando a ti mismo. A veces nos llenamos de obligaciones y compromisos porque pensamos que estamos obligados a decir que sí porque si no nos quedaremos solos. Y es que es necesario que a ratos estemos solos con nosotros mismos, nos miremos honestamente y nos preguntemos para qué estamos haciendo todas esas tareas que hacemos, es necesario que nos cuestionemos hacia donde nos llevan y si forman parte de nuestra vida o de la vida de otros. No importa cuán ocupado creas que estás, no importa cuánto trabajo tengas, no importa cuántos compromisos familiares y sociales hayas adquirido ya, párate y piensa para qué lo haces.

Si quieres empezar a practicar el “no” te propongo una actividad muy sencilla. Simplemente, a partir de ahora y por una temporada, di siempre “NO”, cuando te propongan eventos, reuniones, salir a tomar unas cañas, quedar para cenar con tus compañeros del gimnasio, etc, Diles a todos que “no”, a priori, luego date un margen para pensar si de verdad quieres hacer eso y lo que va a reportar y entonces si de verdad estás seguro de emplear tu tiempo en esa actividad, di que “si”.

No sé vosotros pero estoy cansada de oir la frase “no tengo tiempo” y yo me pregunto ¿qué estamos haciendo con nuestra vida?. A veces tengo la impresión de que la estamos tirando por la ventana. Por eso te insto a que organices tus prioridades, las cosas que de verdad son importantes para ti y no digas nunca más “no tengo tiempo”, di mejor “tengo otras prioridades” y asegúrate de cumplir tus prioridades elegidas por ti cada día y descubrirás como tu vida mejora de forma asombrosa.